Las organizaciones sanitarias invierten importantes recursos en reducir los incidentes de mala praxis. Sin embargo, a pesar de las mejoras en los protocolos clínicos y las estrategias de gestión de riesgos, las demandas por negligencia profesional son una fuente continua de estrés para los proveedores individuales y un importante vector de riesgo para las organizaciones sanitarias. A menudo, la raíz de estas reclamaciones no son sólo errores médicos, sino un fallo en la comunicación entre paciente y proveedor. Mejorar el compromiso de los pacientes es una estrategia muy eficaz, aunque a menudo ignorada, para reducir el riesgo de negligencia. Las investigaciones demuestran que cuando los pacientes se sienten ignorados o deshumanizados, es mucho más probable que emprendan acciones legales cuando se produce un error médico.
Los estudios han descubierto que los pacientes son más propensos a demandar cuando se sienten maltratados, faltados de respeto o no informados adecuadamente sobre su atención. Abordar estas necesidades emocionales y de comunicación es fundamental para mitigar el riesgo de mala praxis en los entornos sanitarios. Al fomentar la confianza y mejorar la experiencia general del paciente mediante la escucha activa y la empatía, los proveedores sanitarios reducen la probabilidad de costosas demandas.
Es un error común creer que las demandas por negligencia se derivan únicamente de errores médicos. En realidad, muchas demandas se deben a la percepción que tienen los pacientes de las interacciones con los proveedores durante su atención. La mala comunicación, las actitudes desdeñosas y la falta de empatía son a menudo el núcleo de las acciones legales contra los proveedores de asistencia sanitaria.
Tomemos, por ejemplo, un estudio que reveló cómo las quejas de los pacientes sobre su atención suelen deberse a que se sienten ignorados y no al resultado clínico en sí. Ya sea porque el médico se precipita en las citas o porque no explica adecuadamente las opciones de tratamiento, estas acciones pueden hacer que los pacientes se sientan poco importantes y frustrados. Con el tiempo, esta falta de conexión aumenta la probabilidad de demandas por negligencia, incluso en casos en los que no se han producido errores médicos.
La empatía y una comunicación clara son herramientas poderosas en la atención sanitaria, especialmente cuando se trata de reducir el riesgo de negligencia. Los estudios demuestran que cuando los profesionales sanitarios muestran empatía, los pacientes están más satisfechos, se sienten respetados y es menos probable que presenten demandas, incluso cuando se producen errores. La empatía no consiste sólo en ser amable; implica escuchar activamente a los pacientes, reconocer sus preocupaciones y asegurarse de que se sienten implicados en sus decisiones asistenciales.
Los médicos que practican la empatía y la escucha activa establecen relaciones más sólidas con sus pacientes, lo que aumenta la confianza. Esta confianza reduce la probabilidad de acciones legales porque los pacientes sienten que su proveedor se preocupa de verdad por su bienestar. Afortunadamente, la empatía es una habilidad que puede enseñarse y cada vez son más las organizaciones sanitarias que forman a su personal para que adopte estas prácticas.
Un ejemplo devastador de cómo una comunicación deficiente puede conducir a resultados trágicos es el caso de una cesárea retrasada en Michigan. Un jurado concedió a una familia 120 millones de dólares después de que su recién nacido sufriera graves daños cerebrales debido al retraso. Aunque en este caso se trató de un error médico, la demanda se vio impulsada principalmente por la experiencia de la familia en la sala de partos. Como la paciente y su familia sintieron que sus preocupaciones no se tomaron en serio, un mal resultado médico dio lugar a una demanda por negligencia.
Una mejor comunicación y el compromiso de los pacientes podrían haber marcado la diferencia en esta situación. Atender con prontitud las preocupaciones de los pacientes -y mantenerlos informados a lo largo de toda su atención- es esencial para evitar percances médicos y la percepción de negligencia. Este caso pone de relieve cómo la falta de comunicación, más que el propio error médico, puede amplificar el deseo de emprender acciones legales.
El compromiso de los pacientes es una herramienta vital de mitigación de riesgos que beneficia tanto a los pacientes como a los proveedores. Cuando los pacientes participan activamente en su atención y se atienden sus preocupaciones, es más probable que cumplan los planes de tratamiento y se sientan respetados por sus proveedores de atención sanitaria. Esta sensación de implicación conduce a mejores resultados clínicos y reduce significativamente la probabilidad de demandas judiciales.
Implicar a los pacientes mediante una escucha activa y empática, incorporar sus comentarios y respetar sus preferencias puede transformar la experiencia del paciente. Este enfoque no sólo conduce a un menor número de disputas legales, sino que también promueve resultados sanitarios positivos y mejora la reputación general de las organizaciones sanitarias.
Al mejorar el compromiso de los pacientes, los proveedores sanitarios pueden reducir los riesgos de litigio, mejorar la satisfacción de los pacientes y, en última instancia, lograr mejores resultados. El uso de la tecnología puede mejorar el compromiso proporcionando a los proveedores las herramientas y el equipo que necesitan cuando lo necesitan. Cuando los proveedores no tienen que dedicar tiempo a gestionar los procesos, pueden centrarse en prestar asistencia e interactuar con los pacientes. ¿Quiere saber más? Nuestro informe técnico examina en detalle cómo una mayor implicación de los pacientes puede reducir el riesgo de demandas por negligencia.
Descargue hoy mismo el Libro Blanco